ALIENS. El universo bizarro de H.R. Giger

Texto: Rafa Mérida

Si hablamos de una saga con una estética increíble y que ha resistido como nadie al paso del tiempo, esa es sin duda, Aliens. El universo creado a finales de los 70 todavía perdura y nos sigue fascinando hoy en día, fans vibramos con cada estreno, y buscamos el origen de la Humanidad en la religión creada primigeniamente por Ridley Scott, H.R. Giger y sus criaturas surgidas de una pesadilla.

Con permiso de la teniente Ripley, Bishop y su gato, el alien es el absoluto protagonista de esta gran saga de películas. Podemos poner en contexto la creación de estos xenomorfos, cuando en 1978 se estrenó la película Aliens, el octavo pasajero. Ridley Scott. 

Unos años antes, un pintor y escultor suizo llamado H.R. Giger, se embarcó junto con Dalí y Jodorowski toda la escenografía de Dune, una película que finalmente rodaría David Lynch, y que rechazó prácticamente todos sus diseños para ilustrar a la Casa Harkonnen. Por suerte, su libro Necronomicon llegó a manos de los productores de Alien, junto a algunos bocetos ya rechazados de Dune, y el resto ya es historia. Aliens supuso una revolución y por ello Giger fue premiado junto al equipo con un Oscar en 1980 a los mejores efectos visuales, gracias a sus diseños para los escenarios y las criaturas.

Hijo de un farmacéutico, Giger pasó su niñez entre probetas e ilustraciones de anatomía. Influido por H.P. Lovecraft, el surrealismo y el mundo de los sueños de Dalí, comienza a dar forma a un tipo de arte nuevo, en el que se unen el hombre y la máquina, la sexualidad y el fetichismo más atroz. Sus ilustraciones con aerógrafo han marcado a toda una generación de cineastas, músicos y artistas de toda índole. Aparte de sus esculturas y pinturas, ha diseñado cosas tan diversas como una línea de guitarras, relojes, portadas de discos, o incluso un bizarro sistema de trenes subterráneos que quiso aportar a su país. En su vertiente cinematográfica, son admirables su obsesión por la procreación y la muerte, los engendros biomecánicos, los cráneos imposibles y columnas de vértebras gigantescas… incluso el interior de las naves y grutas está inspirado en su obra como parte de un legado en el que el alien encuentra su hogar en cada reencarnación.

Después de tres películas trepidantes y una cuarta que no estuvo mal, los fans tuvimos que lidiar con varios pastiches infames, hasta que Ridley Scott se involucró de nuevo en la saga con Prometheus (2012), dando nueva vida a las aventuras de esta cautivadora serie, en la que prometía dar explicación al origen, al presente y al futuro de esta gran serie. Droides casi humanos, la búsqueda de la inmortalidad y de los dioses creadores de la raza humana, la acción y el sello propio de Scott… pero algo falló.

Con bastante expectación, esta película tuvo a la par una legión de fans y detractores. El guión era bastante complejo, se supone que transcurría 30 años antes de la primera película de la nave Nostromo, y la narrativa ha resultado tan confusa que el propio Scott tuvo que defenderse en un artículo, explicando la película tras las críticas recibidas.

En 2017 se estrenaría Alien Covenant, en la cual Scott pretendió sacarse la espinita, y cada uno que juzgue el resultado… Hay acción y aliens a raudales, eso sí; tanto en Prometheus como en Covenant hay un glorioso despliegue de formas gigerianas, la escenografía es una fantástica delicia, homenaje y tributo al universo visual de Aliens. Los creadores, los corredores de las naves y los vehículos, los controles e interfaces, las larvas e insectos, todo rezuma sangre verdosa y ácida alien por doquier. Si vas por un túnel en el que hay huevos palpitantes, es obligatorio quitarte el casco para que empiece la fiesta del invitado especial…

Giger fallecía en 2014, tras un accidente doméstico. Nos deja un legado en forma de criaturas, penes y vaginas, que perdurará para toda la eternidad. Para los más fans, recordarles que en Suiza existe el Museo de H.R. Giger y un Bar con los descartes de Dune, de obligada visita cuando vayáis a llevar dinero a vuestro banco favorito.  El séptimo arte no podría entenderse sin esta saga, un hito del cine fantástico que nos aterroriza y nos fascina en cada proyección, y que por suerte aún tiene vida por delante. 

«Esta es la teniente Ripley, última superviviente del Nostromo. Fin de la Transmisión».

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