Por Álvaro Paris
Soy Álvaro Paris, escritor y divulgador de literatura fantástica, y creo que la lectura, de fantasía o de cualquier otro género, salva a las personas. Y trato de convencer de esto a otros en redes sociales, ese lugar donde la palabra escrita ha perdido la batalla contra la fotografía.

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero no es cierto. Una palabra puede evocarnos un sinfín de imágenes.

La fotografía constituye una ventana al mundo, pero la palabra nos asoma a nosotros mismos, nos enfrenta a nuestros héroes y a nuestros monstruos, nos enseña cómo fuimos, cómo somos o cómo podríamos ser.

¿Quién no ha soñado con poseer la ligereza de un espíritu, la valentía de un guerrero o la sabiduría de una hechicera? ¿Quién no ha deseado comprender la esencia del Universo hasta tal punto que sus fuerzas y secretos se plieguen a sus deseos?

La palabra, especialmente la escrita, atesora el conocimiento de todo lo que existe y de lo que nunca existirá, de lo que es y de lo que no. Los libros dimensionan un infinito recogido en las fronteras de la imaginación.

Por eso, leer es aprender. Y viajar. Y vivir. Y morir. Leer siembra el alma con ideas y pensamientos de mentes de otra época y otros lugares, de otras perspectivas, de otras sensibilidades.

Leer te hace más sabio, porque si acumulamos experiencias a lo largo de nuestra vida para ser mejores, la lectura nos permite vivir cientos, miles de vidas.

Como gran amante de la imagen y de la palabra, estoy preocupado por esta última. Esta sociedad hiperconectada, y en especial los adolescentes, corren el riesgo de olvidar los mundos maravillosos que se esconden entre las páginas de un libro. Corren el riesgo de vivir sin sorprenderse al descubrir a sus héroes y sus monstruos reflejados en los personajes de la literatura.
Y qué vida tan triste sería una en la que hayamos olvidado que la literatura es un medio muy eficaz para ser feliz.