Texto y Fotografia: Esther Rebola

Tierra
Tierra blanda, blanda tierra
donde crece la vida
donde nace el agua fría
que en el mar se destierra.
Tierra verde, seca tierra
la que ve morir al niño
la habitada del olvido
tierra de hambre y de miseria.
Tierra negra, negra tierra
donde el cuerpo descansa
donde el alma no se amansa
a servir de semillero.
Tierra mía, mi tierra
la que tengo en mis macetas
la que siento en mis venas
cuando el corazón se me cierra.

Aire
Aire,
eres tú cuando me hablas
es tu piel cuando me llama
eres tú cuando me amas
son tus ojos si eres como
aire.
Aire
es el que golpea
mi ventana en la madrugada,
llora con mi mirada
y juega y golfea como
aire.
Aire,
vital como mi sangre,
etéreo eres.

Agua
Debajo de mi vida pasa un río
silencioso a veces,
otras veces vacío,
ruidoso si amanece
pero siempre río.
El agua en él se sumerge
y los peces en él beben
y vuelven a beber,
con mis penas
se hunden…desaparecen.
Agua que corre
¡Para, que te quiero beber!
No dejaré
que vayas al mar a morir…
sin vivir en ti.
Agua que vives en mí
que formas olas
con cataratas y dunas,
¡Ducha mis deseos y riega
esta tierra que es mi cuerpo!
…si aún hay fuego aquí.

Fuego
Fuego hice un día
en una sartén de cariño
dejando de oír al niño
que en hombre se convertía.
Con la llama crepitando
encendí cuatro velas
dos por nuestra locura
las otras para seguir soñando.
Rojo, naranja, amarillo
mezclándose hacia el infinito
calor
silencio
ahogo…
vida que me das
vida que me quitas.